Decidimos hacer noche en el Palacio de los Velada en el momento en que supimos que sus muros escondían una leyenda de pasadizos secretos y amores prohibidos que acababa de hacerse realidad.

Corría el año 2010 cuando los trabajadores de la catedral de Ávila descubrieron un extraño túnel mientras limpiaban un pozo de ocho metros de profundidad. El asombro inicial no lo fue tanto, puesto que desde hace siglos los abulenses conocían la leyenda del pasadizo secreto y los amores prohibidos entre Jimeno y Madrona.
Madrona era el nombre de la bella doncella que en la Edad Media tenía su aposento en la parte baja del torreón del siglo XV que en la actualidad alberga el restaurante del Hotel Velada, ubicado en un antiguo palacio del siglo XVI. Junto a su habitación se encontraba un pozo con un brocal del que la joven se abastecía de agua.

Por aquel entonces trabajaba en la catedral el joven Jimeno, enamorado de Madrona y correspondido por ella de una manera tal pasional que se decía que la muchacha “sudaba sangre” por él.
Pero no hay grandes amores sin grandes impedimentos, y la familia de Jimeno no aceptaba estos amores. Desesperado por no poder estar con su amada, el joven decidió acabar con sus sufrimientos arrojándose a uno de los pozos de la catedral, cuyos cimientos, según una antigua leyenda, se levantaban sobre una laguna.
La sorpresa fue mayúscula cuando Jimeno, al arrojarse al pozo, en lugar de la muerte lo que encuentra es un pasadizo secreto que lleva directamente hasta el pozo de su Madrona.
A partir de entonces, los encuentros fueron cada vez más frecuentes e intensos, tanto que la familia de Jimeno termina descubriendo la treta y el pasadizo, por el que un familiar se introduce para poner fin a los amores. Un mal dia en que la doncella se asomaba al brocal del pozo se encontró con la muerte en forma de puñal, mientras una voz cargada de odio le susurraba al oído:
– Para que sangres con motivo…

Lo curioso es que este pasadizo legendario no es el primero que aparece en la catedral de Ávila. En el mismo año de 2010 el administrador de la seo, Vicente Aparicio, descubrió la realidad de una leyenda que se transmitía por el boca a boca entre los canónigos de la catedral: un pasadizo secreto de más de 13 metros que arranca desde el subsuelo de una escalera de caracol en la parte norte del templo y que atravesando por debajo de diversas capillas uniría la catedral con el antiguo Palacio Episcopal.
Dos subterráneos más que añadir a nuestro viaje tras los mitos. Dos pasadizos plagados de amores, crímenes y secretos. El subsuelo de Ávila hecho leyenda.